lunes, 24 de noviembre de 2014

¿Somos libres?


     -¿Qué podría darnos la libertad para la que todos hemos nacido y que nos corresponde por derecho propio?

Recordar quienes somos realmente y actuar en consecuencia nos dará la verdadera libertad.
 
-Y ¿quienes somos?

Somos seres espirituales, hechos de luz (como ya han descubierto los científicos) viviendo una experiencia humana en un plano físico. Somos seres eternos e ilimitados con grandes dones y poderes con los que vinimos a este plano material. Y somos parte de un todo. NADA esta fuera de nosotros ni estamos separados de NADA. (Aunque las apariencias nos digan otra cosa)
 
-¿Qué nos hace perder la libertad para la que nacimos y que es parte natural de nosotros?

Olvidar quienes somos realmente, lo que vinimos a hacer aquí, y renegar de nuestro poder.
Renegamos y rechazamos nuestro poder cuando estamos negativos, nos sentimos victimas de la vida o de las situaciones, sentimos que no podemos hacerles frente, o cuando buscamos que alguien nos diga lo que tenemos que hacer o lo que es mejor para nosotros, en lugar de mirar en nuestro interior.
 
No estamos aquí para ser victimas de fortuitas circunstancias que "sólo Dios sabe por qué ocurren". Estamos aquí para crear nuestras circunstancias y ser dueños de nosotros y de nuestras vidas.
 
Cogemos nuestro poder cuando afrontamos una situación y sabemos que podremos con cualquier cosa que nos surja.

Cogemos nuestro poder cuando, en lugar de creernos victimas de la vida, nos transformamos y creamos nuevas circunstancias.

Cogemos nuestro poder cuando nos hacemos responsables de nuestros pensamientos, palabras y acciones porque con ellas nos estamos creando y creamos nuestra realidad.

Cogemos nuestro poder cuando nos hacemos responsables de nuestra salud y nos hacemos conscientes de que tanto la enfermedad como la sanación está en nosotros, y que no es cosa del azar o de la mala fortuna. Nuestros pensamientos, emociones, alimentación y hábitos de vida son responsabilidad nuestra.

Cogemos nuestro poder cuando sabemos que todo lo que pasa en nuestra vida lo hemos atraído a ella y que somos capaces de cambiar cualquier aspecto de nuestra vida que no este en sintonía con lo que deseamos verdaderamente.

Cogemos nuestro poder cuando nos hacemos conscientes de nuestras habilidades y dones y los desarrollamos.

Cogemos nuestro poder cuando sabemos que todos somos uno, y que lo que tanto nos molesta en los demás es un reflejo de una parte de nosotros mismos.

Cogemos nuestro poder cuando, en lugar de dejarnos arrastrar por el miedo, la desesperanza y el odio de la conciencia colectiva, tomamos la decisión de amar, perdonar, entender y crear algo diferente.

Cogemos nuestro poder cuando perdonamos y amamos sin condición.

Cogemos nuestro poder cuando permitimos que fluyan las cosas sin intentar controlarlo todo y vemos la bendición que hay en cada situación, por muy mala que parezca ser.

Cogemos nuestro poder cuando dejamos de echar culpas a otros por nuestra situación y somos conscientes de que somos responsables de ella y los únicos que podemos cambiarla, cambiando nosotros antes.

Cogemos nuestro poder cuando no juzgamos, y entendemos a los demás, porque son parte de nosotros, y todas las cosas horribles que hacen otros, que juzgamos y condenamos, las hemos hecho también nosotros, en esta o en otras vidas, y entendemos el proceso de cada uno. Y esto no significa que debamos permitir que nos dañen. Debemos respetarnos y pedir respeto y no tolerar lo que creemos que no debe tolerarse. Pero castigar, culpabilizar, o intentar resarcir el daño con mas violencia, sufrimiento o dolor nunca ha solucionado nada, mas bien al contrario, ha añadido mas dolor y sufrimiento.

Cogemos nuestro poder cuando nos hacemos conscientes de que el destino lo creamos nosotros, que no somos victimas del azar sino grandes creadores de nuestra realidad. La culpa no la tienen  los políticos, ni la sociedad, ni nuestros padres, ni el vecino. Los únicos responsables de nuestra vida somos nosotros, y no debemos dejar que otros nos roben nuestro poder.

La verdad nos hará libres, y nuestra verdad esta dentro de cada uno. No debemos buscar fuera, ni pretender que otros nos digan lo que es mejor para nosotros. Para eso tenemos los sentimientos, que son nuestra guía interior. Cuando pensamos, decimos o hacemos algo, debemos prestar atención a cómo nos hace sentir eso. Si nos sentimos bien es que ese pensamiento, esas palabras o esa acción está en consonancia con lo que de verdad somos, y si nos sentimos mal es que no lo está. No necesitamos a ningún gurú, ningún maestro, ni ninguna religión que nos diga lo que está bien o lo que está mal.
Somos libres, y si no lo somos es porque no somos conscientes de  nuestro poder ni de quienes somos verdaderamente.
Muchas veces es más fácil echarle la culpa de lo que nos pasa a otros y creernos victimas, que hacernos conscientes de que somos nosotros los responsables y los que podemos cambiarlo.
 
La vida no está para sufrir los designios de un destino azaroso que nadie comprende, sino para disfrutar, experimentar y co-crear entre todos nuestros mayores deseos. 
 
 
 

7 comentarios:

  1. Anónimo25/11/14

    Los individuos que nacen con una alta reactividad emocional tienen capacidad para vivir la vida intensamente y experimentar con frecuencia y fuerza todo tipo de emociones, tanto positivas como negativas... Pueden gozar más -aunque también sufrir más- que aquellas otras personas que heredan menos recursos emocionales. Pero la genética no es necesariamente un destino determinado para nadie porque el cerebro y la mente son PLÁSTICOS, FLEXIBLES Y CAMBIANTES. La conducta resulta siempre de una interacción ENTRE lo que heredan las personas y el ambiente en el que viven y conviven.
    Ese aprendizaje PUEDE y debe comenzar en la infancia y ser producto de una adecuada EDUCACIÓN EMOCIONAL. Tal educación debería FORMAR parte de los planes institucionales y a ella deberían prestarse familiares y maestros de una manera especial y comprometida.
    Más aún, el aprendizaje emocional puede tener lugar a lo largo de toda la vida. NUNCA ES TARDE para reconducirnos sentimentalmente en sentido positivo. Ello significa que podemos aprender a controlar y utilizar los sentimientos para conseguir bienestar y logros de todo tipo.

    Los impulsos emocionales de cada individuo PUEDEN ser difícilmente evitables, PERO está demostrado que pueden modificarse y reconducirse, aprovechando su fuerza en el sentido conveniente para generar bienestar individual y social. Aunque las personas normales no pueden vaciar su mente de SENTIMIENTOS, pueden esforzarse para que esos sentimientos sean mayoritariamente positivos y útiles.
    COMO ha dicho el neuropsicólogo Antonio Damasio, lo mejor del comportamiento humano no se halla necesariamente bajo control del genoma.
    Podemos aprender a establecer alianzas ENTRE nuestros sentimientos y nuestra RAZÓN.
    En la práctica ese aprendizaje puede resultar lento y costoso, pero vale la pena intentarlo, porque vivimos en un mundo hostil, donde nada hay como las emociones positivas para disminuir el conflicto y aumentar la cooperación entre las personas.
    “Saber vivir es convertir en placeres lo que debían ser pesares”, afirma Gracián.
    Aprendamos pues a utilizar LA RAZÓN para cambiar los sentimientos negativos, para convertir el odio en compasión, la frustración y la aflicción en empeño por superarnos, la envidia en respeto y admiración, y la soberbia en humildad.

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  2. Pues, en fin, me ha gustado tu entrada, como siempre me sucede con lo que escribes, pero, claro, todo, todo no lo puedo suscribir... porque, como decía el`poeta:
    "Tu verdad no; la Verdad.
    Dame tu mano y ven
    conmigo a buscarla."
    Claro, tú dices que no necesitamos nada ni a nadie, que con nuestros sentimientos vamos apañaos... y sobraos. Porque la VERDAD mora en nuestro interior. Y esto último es muy cierto. Pero yo no creo que podamos encontrar el verdadero camino a base de sólo sentimientos ya que éstos son volátiles, igual vienen como se van, y hoy sientes algo y mañana es todo lo contrario, etc. Y seríamos muy dependientes de ellos, en realidad, muy poco libres, muy subjetivos. Pero si esos sentimientos van de la mano del razonamiento... porque somos también animales racionales. tal vez podamos ser menos parciales, más objetivos y más humanos. Quiero decir que yo me inclino por el sentimiento más la razón. ambas cosas debieran imperar para hallar el conocimiento de la verdadera libertad.
    Y, sí, no olvido que -¡sobre todo al dialogar con otros!- hay que aceptar de buen grado las legítimas diferencias y las discrepancias personales (que muchas veces no son fruto de intereses inconfesados, sino que pueden ser a causa de la ignorancia o de la lejanía de las bases ciertas) y pasar por encima de los gustos o de los sentimientos que puedan condicionar a cada uno, si se desea llegar a un buen entendimiento con uno mismo y con todos los demás.
    Pero como tú y yo nos entendemos a la perfección, pues ¡hala, a poner en juego la razón y encauzar el sentimiento!
    Te quiere tu tita.

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  3. Anónimo25/11/14

    Yo kreo que lo importante en el hombre y la mujer es encontrar la Verdad, y que la verdad no se rige por los sentimientos, porque mira adónde le ha llevado a la Pantoja los sentimientos... Creo ke éstos deben educarse primero de todo, educarlos según la verdad, y luego la conciencia nos ayuda a detectar lo que se adapta a la verdad o no. Y a veces hay ke dejar de lado los sentimientos y actuar según la verdad. Y eso no nos hará menos felices, sino más.
    Gracias por tu escrito ke es instructivo. Espero ke no te moleste el mío.

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  4. Y otra cosita que me dicen es: que se supone que los del estado islamista estarán muy contentos con su violencia, porque como actúan según sus sentimientos...

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  5. Somos seres espirituales con un cuerpo físico y una mente. No somos nuestro cuerpo, no somos nuestra mente, somos nuestro espíritu.

    Nuestro cuerpo y nuestra mente son herramientas. Maravillosas herramientas que tienen su finalidad, pero no debemos confundirlas con lo que en realidad somos. Nuestro espíritu sabe quienes somos, y lo que hemos venido a hacer aquí, aunque en la mayoría de las veces nuestras decisiones están motivadas por la mente o por el cuerpo. Si tomásemos las decisiones desde el alma o espíritu no tendríamos tantos problemas y sufrimiento.
    El alma sabe nuestra verdad y el alma se comunica con nosotros, aunque pocas veces la escuchemos. Y lo hace a través de los sentimientos.
    El alma nos dice cuando un pensamiento, una palabra o una acción está en consonancia con lo que somos y cuándo no. Una persona que actúa con violencia o provocando un daño en otros no esta actuando siguiendo sus verdaderos sentimientos nunca, mas bien estará actuando movido por emociones como el temor, la ira, el resentimiento...Y eso lo podemos comprobar estando atentos a cómo nos sentimos cuando le hacemos daño a otra persona. Aunque pensemos que tenemos razón y que está "justificado", si nos paramos a observarnos veremos que nos sentimos mal. Esa es nuestra alma o espíritu diciéndonos que no estamos alineados con lo que somos, porque todos somos uno, somos luz y somos amor.

    Cuando alguien hace daño a otra persona, no creo que lo haga actuando según sus sentimientos, sino mas bien haciendo caso omiso a ellos.

    Como dijo un gran maestro: "No encontrarás a Dios en tu mente."

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  6. Decía Proudhon que todo problema se reduce en el fondo a un problema teológico, queriendo decir, sin duda, religioso.

    No obstante, leyendo tus entradas y mis comentarios, se me ocurre parodiarlo diciendo que, en el fondo, “todo problema puede ser meramente semántico.”

    Es más que evidente que hay numerosos vicios y defectos que pueden coexistir con un gran corazón. Hay gente de mucho corazón que son alcohólicos, irascibles, mentirosos o poco honrados. Pero de modo general puede decirse que la riqueza y la plenitud de una persona dependen en gran medida de su capacidad afectiva. Lo más propiamente humano es ser una persona de corazón, pero sin dejar que éste nos tiranice. Es decir, "sin considerarlo la guía suprema de nuestra vida", sino logrando que sea la inteligencia quien se encargue de educarlo.
    Educarlo para que nos lleve a apasionarnos con cosas grandes, con ideales por los que merezca la pena luchar. Es verdad que las pasiones hacen llorar y sufrir, pero no por eso han de ser algo negativo, porque ¿acaso se puede dar una buena clase, o sacar adelante un proyecto importante, o amar de verdad a otra persona, desde la indiferencia? Sin apasionamiento, ¿habrían existido los grandes hombres y mujeres que han llenado de luz y de fuerza nuestra historia, nuestra literatura, nuestra cultura? Educar bien nuestras pasiones, nuestros sentimientos, nos hace más humanos, más libres, más valiosos.

    De todas formas, por muy buena que sea la educación de una persona, hacer el bien le supondrá con frecuencia un vencimiento, y a veces grande. Pero esa persona sabe bien que siempre sale ganando con el buen obrar.

    La inteligencia es la luz que muestra donde está el bien y la bondad, la voluntad impulsa la búsqueda y realización de ese bien y esa bondad, pero el sentimiento AMA y SUBLIMA ese bien y esa bondad aún cuando no sea algo placentero o humanamente apetecible.

    1. Si no se educa y forma el “sentimiento, este puede caer en el sentimentalismo o incluso hundirse en la sensualidad.
    2. Si se forma adecuadamente el sentimiento, la clave será AMAR el bien, la verdad, la belleza y la unidad para actuar conforme a ellos, por esa razón es por la cual San Agustín dice AMA Y HAZ LO QUE QUIERAS.

    Cuando humanamente no encuentras la forma de “transformar” un sentimiento en algo más constructivo, más positivo, solo puedes hacer una cosa: sublimarlo, ofrecerlo a Aquel que es Amor y de quien todo Amor proviene y va. Ese ofrecimiento conlleva un dolor, un sufrimiento, que ofrecido tiene valor Corredentor. El, Tu Padre por excelencia, sabrá que hacer con ese sentimiento que con toda seguridad, será fuente de paz, alegría, vida y felicidad, pues al entregarlo, al sublimarlo, estarás siendo congruente con la trascendencia que buscas para tu vida… esto, también es educar los sentimientos para ser la persona que debes ser, que buscas ser, que Dios quiere que seas.


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  7. Anónimo27/11/14

    Sigo con interés esta entrada y os voy a regalar mi granito de arena, por si os sirviera de algo:
    -El alma actúa y se comunica por sus potencias, que son tres: MEMORIA, INTELIGENCIA Y VOLUNTAD.
    -El alma, al ser espiritual, sólo puede actuar a través de actos espirituales.
    El alma no tiene sentimientos. Los sentimientos están en la parte inferior del hombre
    Los sentimientos sirven para expresar alegría o tristeza o duda... ante algo que nos sucede.
    Si no nos dejamos llevar por ellos, son buenos, pero tiene que mandar la inteligencia.
    La conciencia está en el alma y los sentimientos, como ya he dicho, en la parte inferior del hombre.
    En resumen, Dios se comunica a través de las pontencias del alma,

    Un saludo.
    -

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