viernes, 25 de abril de 2014

Hemos nacido para el éxito.



Elegir un trabajo.

Hacer lo que te gusta y te hace sentir bien, o ¿hacer lo que nos han dicho que tiene "salidas laborales" y buscar la "seguridad"?

 Creo que esta es una pregunta que nos hacemos muchos cuando va llegando el momento de pensar en qué voy a trabajar para ganarme la vida.
En mi vida yo elegí el segundo camino. El que me dijeron otros que era el más seguro y el mejor.
"Consigue un trabajo seguro y luego ya en tu tiempo libre haces lo que quieras"...
Y no creo que haya que echarle la culpa a otros. Fue mi decisión, y los que me decían eso seguro que lo decían con sus mejores intenciones, y porque es lo que a ellos también les habían enseñado.
Es el supuesto "camino seguro". El que tiene menos riesgos. En realidad es el camino del miedo.
Miedo a no tener dinero el día de mañana, a no tener trabajo...miedo a sufrir, dicho de otro modo. Y por miedo escoges lo "seguro", un trabajo fijo y una pensión para la jubilación.
Te niegas a ti mismo, niegas lo que eres y lo que quieres hacer en tu vida por un trabajo fijo y una pensión para tu jubilación.
Y a donde nos lleva el camino del miedo, en cualquier cosa en la vida, es al sufrimiento. Precisamente ese sufrimiento que tratábamos de evitar.

Y por el otro lado está el camino del amor.
El que te lleva a hacer lo que te hace sentir bien y te gusta. El que te lleva a desarrollar tus dones y habilidades y te hace mejor persona. Y según cuenta la gente que ha tomado este camino: "el dinero llega"...
Es decir, parece que la vida está hecha para disfrutar y no preocuparse. Pero ésto nos da mucho miedo, porque nos exige confiar y estar tranquilos por lo que pasará en el futuro, y es algo que nos cuesta mucho hacer. Así que tomamos el camino de lo que es más seguro y tiene menos riesgos, y creo que en ésta elección influye mucho el tipo de educación dominante en la sociedad, en la que se refuerza el miedo a equivocarse. Equivocarse es pecado. Si te equívocas, te castigarán o te regañarán, pero no te enseñaran a aprender del error. Y desde pequeños nos dicen constantemente:
"¡Cuidado, no te vayas a caer!..." Repitiendolo constantemente cada vez que intentamos algo mínimamente arriesgado. Y cuando nos caemos corren a decirnos: "¿lo ves?...te dije que sí hacías eso te ibas a caer..." Y así, en lugar de potenciar nuestra confianza y aprender de las caídas, que todos vamos a tener, y que son necesarias para el aprendizaje, se potencia nuestro miedo a caernos. Y acabamos teniendo tanto miedo que dejamos de hacer cosas por el miedo a equivocarnos.
No creo que tengamos que ser temerarios ni tomar riesgos a lo loco. Como todo en la vida, hay que encontrar un equilibrio. Y creo que la clave está en tomar riesgos controlados, teniendo en cuenta lo que estamos dispuestos a arriesgar, y qué beneficios podemos obtener.
Creo que tomar riesgos controlados es necesario si queremos avanzar y tener el éxito para el que hemos nacido y que nos merecemos por derecho propio.
Todos tenemos dones y habilidades de forma natural, con los que disfrutamos y que nos hacen sentir bien, y que suelen ayudar o aportar algo a los demás.
Creo que deberíamos potenciar esas habilidades y dones y confiar en que la vida nos dará todo lo que necesitemos para continuar nuestro camino. Y creo que vale la pena el riesgo.

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